¿Cómo iniciar este blog, a principio de un nuevo año y tras cumplir 17 años de vida como iglesia? creo que recordando lo que significa lo que nos hemos propuesto ser y hacer este año frente a los desafíos que esta- remos viviendo como personas, familias, iglesias y nuestro país: “transformados para transformar”. 

Quiero proponerles a pensar en nuestra fe. ella no es como cualquier otra fe. es transparente, trascen- dente y transformadora. nuestra fe, según lo constatamos en la biblia, nos enseña a atravesar obstáculos, derrumbar murallas con nuestras voces, abrirnos paso a través de las multitudes y caminar sobre el agua, aun en medio de las tormentas. Nuestra fe nos capacita para sobrevivir a las llamas de la vida, salir victorio- sos de las cuevas de los leones, sacudirnos serpientes y mover montañas. Nuestra fe nos da el poder de ver lo invisible, abrazar lo imposible y esperar lo increíble. Esta misma fe es la que nos capacita para distinguir entre lo patético y lo profético. Porque reconocemos que vivimos en tiempos difíciles; Tiempos entenebreci- dos por el relativismo moral, la apatía espiritual, la decadencia humana, la prepotencia de los poderes económicos, políticos y militares y, en muchos casos, una religión de oropel. Con todo, nuestro malestar social y espiritual del presente se ha exacerbado como resultado de la falta de algo, entre otras cosas: La falta de cristianos y cristianas que puedan ejercer su influencia. 

En el relato que nos narra el primer libro de crónicas 12:32 se dice que: “De los hijos de isacar, doscien- tos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que israel debía hacer”. La tribu de isacar vivía ro- deada por el paganismo, la idolatría, la injusticia, la consternación, el desasosiego y los cambios constan- tes. Sin embargo, los hijos de esta tribu comprendieron los tiempos y, por consiguiente, procedieron a diri- gir a israel por medio de su influyente liderazgo. De igual manera, como “hijos e hijas de isacar” del siglo veintiuno, centrados en cristo y fundamentados en la biblia, los hombres y las mujeres de shalom tenemos en sí el poder de ejercer una influencia catalizadora en nuestra iglesia y en nuestros lugares donde nos desenvolvemos. Podemos iniciar el cambio al reconciliar los planos vertical y horizontal del mensaje cristia- no, renovar una ética en el poder del espíritu, repudiar la autocomplacencia, y redimir la narración del papel de la iglesia hoy. 

Hoy en día, los cristianos y cristianas estaremos preparados para influir en nuestras familias, iglesia y socie- dad cuando comprendamos el mensaje integral de la cruz. No hay ningún otro símbolo que incorpora en sí la pasión y la promesa, como la cruz. un simple símbolo que representa dos trozos de madera, uno vertical y el otro horizontal, marcó con éxito la esperanza eterna de gloria para toda la humanidad. La cruz, como la vida, es vertical y horizontal a la vez. En sentido vertical, nos conectamos con dios, su reino, la vida eterna, las verdades y principios espirituales. En sentido horizontal, a derecha e izquierda, vivimos en comuni- dad y nos desarrollamos dentro del contexto de las relaciones interpersonales, la familia y la sociedad. Dicho de manera sencilla, la cruz es vertical y horizontal a la vez; Es redención y relación; santidad y humil- dad, pacto y comunidad, reino y sociedad, rectitud y justicia, salvación y transformación. 

Los hijos de la tribu de isacar entendían los tiempos y guiaban con valor profético; no lo hacían como pro- ducto de la casualidad, sino como consecuencia del poder espiritual que habían recibido. De manera similar, los hijos e hijas actuales, seguidores de cristo podemos influir a nuestras comunidades y proporcionarles un liderazgo profético, al renovar nuestras vidas en el poder del espíritu. Ponernos los “lentes” del espíri- tu santo nos va a capacitar para discernir y comprender nuestros tiempos. Al mismo tiempo, una vida en el poder del espíritu nos capacita para ejercer nuestra influencia en nuestras comunidades al llevar una vida de libertad (2 corintios 3:17), santidad (1 pedro 1:16), consuelo (juan 14:16) y poder (hechos 1:8).

Debemos recordar que el don del espíritu sin carácter, es como conducir un automóvil de lujo solo con la reserva de gasolina que queda en el tanque. No nos puede llevar muy lejos. hemos de empezar este año llenos del poder del espíritu, con comprensión e influencia. Vivimos para ofrecer una contra-narrativa a la que ofrece nuestro tiempo. de aquí que, frente a todo espíritu que les facilite la plataforma de expresión al relativismo moral, a la apatía, al egoísmo y la tibieza espiritual, nosotros debemos construir la siguiente alternativa: para cada faraón debe haber un moisés. Para cada goliat debe haber un david. para cada nabucodonosor debe haber un daniel. para cada fariseo moderno debe haber una maría magdalena, para cada amenaza de los poderosos debe haber una débora y una jael, y para cada actitud fría y egoísta deben haber una martha y una maría. Y para cada influ- encia demoniaca que se levante contra nosotros, hay un dios más poderoso que se levanta a favor de no- sotros. 

No deberíamos permitir que el patético ruido de estos tiempos silencie la voz profética y evangélica de shalom. el silencio no es una opción válida cuando millones de hermanos y hermanas nuestros viven en la pobreza. El silencio no es una opción válida cuando muchos varones y mujeres abandonan su papeles de padres y madres, nuestros hijos e hijas son usados como carne de cañón del crimen organizado, la por- nografía se casa con la tecnología, la gente se burla de dios, se admira más a los traficantes de drogas que a los hombres y mujeres que sirven sin pedir nada a cambio, las escuelas parecen campos de batalla, y nuestros vecinos se sientan como paralíticos junto a la puerta llamada “la hermosa”, suplicando que les den unas monedas. Es hora de levantarnos, de orar, pero también es hora de dejar oír el rugido colectivo de nuestra fe y su mensaje de “buena nueva” de parte de jesús. Es hora de levantarnos, hermanos y herman- as de shalom, y contagiarnos todos con este mensaje y compromiso. una persona preguntó hace poco: “¿Qué hacen los cristianos, además de asistir a la iglesia los domingos?” amamos, perdonamos, bendecimos a nuestros enemigos, caminamos en integridad, llevamos una vida abundante, les damos comida, agua y ropa a los necesitados, recibimos a los extraños, predicamos en evangelio a tiempo y fuera de tiempo, adoramos en el espíritu y en verdad, hacemos resplandecer la luz de cristo, hacemos justicia, amamos la misericordia, caminamos humildemente, ¿qué más? Levantémonos para hacer discípulos, levantémonos para cumplir la gran comisión, levantémonos y seamos llenos del espíritu santo, levantémonos para sanar en su nombre, levantémonos para liberar con su poder, levantémonos para vivir la verdadera vida en comunidad de fe y amor, vestir al desnudo y atender al indigente. Levantémonos para defender la vida, la libertad religiosa, reci- bir con amor y solidaridad a los extranjeros ¿qué lograremos? ¡Cambiaremos a nuestro a nuestras famili- as, a nuestra iglesia y a nuestro país! ¡transformados para transformar! 

Pastor 

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